Óscar y David Cruz son dos hermanos de Calatayud que aprendieron a caminar sobre un tatami. Su padre, Javier, abrió en 1980 uno de los primeros gimnasios de judo de la localidad, en una época en la que las artes marciales eran un deporte residual en España. Algo lejano, oriental y desconocido. Ese año, de la mano del gimnasio, llegó a la familia David, cuatro años mayor que su hermano Óscar.
Siempre ligados a su padre y al tatami, Óscar y David han probado casi todas las artes marciales. Desde la defensa personal hasta el judo, pasando por el Jiu-Jitsu, una disciplina japonesa de defensa moderna de la que se han proclamado campeones de Europa por parejas en la modalidad de dúo show. Un éxito mayúsculo, alejado de los focos más mediáticos, que han conseguido después de mucho esfuerzo, disciplina y de la ayuda económica de bastantes amigos y vecinos.
Su historia arranca con una conversación de tú a tú entre los dos hermanos. "Hasta ahora siempre habíamos participado en las modalidades individuales (en total, hay cuatro diferentes) pero nunca habíamos competido juntos por parejas. Lo hablamos, lo pensamos y hace un par de años nos decidimos a competir en dúo", relata David recién aterrizado de Banja Luka, la ciudad Bosnia en la que se ha celebrado el Europeo. Apostaron por hacerlo en el dúo show, una exhibición por parejas en la que cinco jueces valoran las acciones técnicas de combate y el espectáculo en pareja. Es obligatorio utilizar un cuchillo, un palo y otro objeto extra para un total de diez acciones técnicas diferentes. Todo ello en un máximo de tres minutos.
"Nos proclamamos campeones de Aragón y después subcampeones de España. Al no ser los ganadores, obtuvimos plaza para el Europeo, pero no fuimos becados por la Federación (de judo, donde se integra el Jiu-Jitsu). El presupuesto mínimo eran 1.800 euros y pudimos afrontar el viaje gracias a la ayuda de la gente de Calatayud y a varios bares y restaurantes", relata David, que trabaja de vigilante de seguridad en la estación y es monitor de los chavales en el Jiu-Jitsu Calatayud, el club con el que también compiten. Su hermano, Óscar, es repartidor y también monitor en el gimnasio familiar.
"Nuestro viaje arrancó el miércoles de madrugada. Dormimos en el parking del aeropuerto de Madrid ya que el presupuesto no daba para un hotel. Volamos a Múnich, después hasta Sarajevo y por último en autobús hasta Banja Luka. En total, 23 horas de viaje", explica. En la competición participaban nueve países en un formato de eliminatorias por parejas. Su primer rival fue Rumania, tercer mejor pareja del mundo.
"Para este campeonato, habíamos preparado un show muy espectacular. Lo trabajamos mucho. Yo era un vigilante de seguridad chino que iba con el palo y mi hermano era un ladrón que llegaba con el cuchillo y otro palo más largo para atacarme. Lo hicimos tipo defensa personal policial. Yo lo terminaba reduciendo", comenta.
Ganaron a los rumanos y después, en semifinales, a los alemanes, que llegaban como subcampeones del mundo. En la final les esperaba Montenegro, vencedor del último mundial y gran favorito al título.Empataron en técnica y ganaron en show para conquistar la primera corona europea del Jiu-Jitsu aragonés. "Fue increíble. No nos lo creemos todavía", reconoce David.
Sin un lugar para preparar el Mundial
Después de dominar Aragón, coronarse en España y conquistar Europa, el siguiente paso de los hermanos Cruz es el Mundial, que se celebrará a finales de noviembre en Colombia. Sin embargo, David y Óscar se enfrentan a un terrible hándicap: su gimnasio no tiene local propio y utilizan un pabellón municipal para entrenar. Un pabellón que, como es habitual cada verano en Calatayud, cerrará en un par de semanas y no volverá a abrir hasta octubre.
"El Mundial es en noviembre y estamos buscando alternativas. Hemos valorado alquilar otros locales, pero es bastante caro. Quizá tengamos que terminar entrenando en el parque, aunque la gente alucine con nosotros”, ironiza David, que aprovecha el título Europeo para demandar "más atención por parte de las instituciones públicas", ya que sienten un enorme agravio comparativo con otras disciplinas deportivas más mediáticas.
Fuente: Heraldo de Aragón